Consiste en la presencia de venas rojas dilatadas en el rostro. Es frecuente en pieles que enrojecen con el cambio de temperatura, emociones, alcohol o algunos alimentos.
Otros factores que la desencadenan y la agravan son la herencia genética, los cambios hormonales y el embarazo.
En el caso de la rosácea, aparecen también granitos parecidos a los del acné.
El tratamiento más recomendable es con láser o luz pulsada, así como la aplicación de cremas tópicas específicas. Es muy importante proteger la piel del sol.
Fuente: SEME.