Una de las consultas más habituales en Medicina Estética es el tratamiento y prevención de los efectos del envejecimiento propio de la piel. Este proceso se caracteriza por:
Pérdida de elastina y de colágeno.
La piel se presenta más seca y ajada.
La epidermis está más adelgazada y el estrato córneo tarda más en regenerarse.
Disminución de su secreción sebácea.
Vascularización disminuida.
Este campo se trata con gran variedad de tecnologías y medios cosméticos en los que se trata en conjunto todos estos efectos, consiguiendo una mejora en la apariencia de la piel y en su luminosidad.
Para conseguir el efecto de rejuvenecimiento de la piel se aplican técnicas como:
– Radiofrecuencia, para redefinir el óvalo y compactar la piel.
– Fotorrejuvenecimiento facial no ablativo, para homogenizar la tonalidad y textura de la piel.
– Electroporación transdérmica y mesoterapias faciales, que potencian una hidratación a nivel profundo.
– Peelings de baja intensidad.
– Mesoterapia facial con o sin ácido hialurónico, para mejorar la hidratación y elasticidad de la piel.
De esta manera se consigue prevenir los efectos del tiempo y agentes externos.
Fuente: SEME.